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The "nonsense" of recording hundreds of naked women

By hollisterclothingoutlet 13/10/2022 520 Views

Crime

A 29 -year -old surprised recording some women in showers was in the end investigated for a crime against intimacy.The Pamplona Municipal Police found images corresponding to 8 locations throughout the region

Actualizado el23/01/2022 a las 09:59Alas 13.15 horas del 26 de junio de 2021, dos mujeres que se duchaban en el vestuario femenino de unas instalaciones deportivas ubicadas en el centro de Pamplona descubrieron que un hombre las estaba grabando con el móvil. Estaban desnudas y él tomaba las imágenes semi escondido, elevado sobre una superficie para poder enfocar las duchas. Las mujeres, evidentemente molestas, dieron aviso a la encargada de las instalaciones, que a su vez contactó con la Policía Municipal de Pamplona. Ese ‘descubrimiento’ y el aviso a la patrulla iban a suponer el inicio del fin para el hombre, que acumulaba archivos con cientos de imágenes y vídeos obtenidos de forma ilícita. La ingente cantidad de material y el número potencial de víctimas han convertido a esta investigación en una de las más laboriosas y delicadas del último año en Navarra. Que uno de los 8emplazamientos en los que el detenido grabó, fuera uno de los aseos del bar La Loli, en Mutilva, saltó a la opinión pública en julio, motivando un aluvión de llamadas de posibles afectadas a las dependencias de Policía Municipal. De hecho, los investigadores habilitaron un teléfono único para poder atender la demanda de mujeres que se pusieron en contacto con la comisaría, sabiendo que habían pasado por ese bar y temiendo haber sido objeto de la cámara oculta. Un total de 344fueron entrevistadas por los policías, de las que 24 se reconocieron.

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Pero eso ha sido fruto de un trabajo llevado a cabo durante meses y que seguramente no hubiera sido posible sin esa primera alerta acerca de una grabación furtiva en unas duchas. Y sin la pericia de los policías que, ante las respuestas evasivas del hombre, descubrieron en el teléfono que él mismo mostró más imágenes sospechosas. Fruto de ambos hechos, aquel 26 de junio a mediodía, arrancó esta investigación.Volviendo a la jornada clave que destapó el asuntoy a preguntas de los agentes y de la responsable de las instalaciones, el hombre, de 29 años y vecino del Segundo Ensanche, trató de restar importancia a la toma de imágenes en la zona de duchas. “Sólo ha sido curiosidad, ha sido una tontería”, señaló. Sin embargo, los archivos de su teléfono albergaban más ‘tonterías’, en su denominación. Según recoge el atestado elaborado por los policías, había archivos con “más imágenes de ese mismo lugar, en otras fechas, con mujeres desnudas y en ropa interior”. Ante esas evidencias incriminatorias, los agentes proceden a requisarle el teléfono y realizan una primera detención del hombre, acusado de un posible delito contra la intimidad.Él se acoge a su derecho a no declarar y tampoco otorga su consentimiento para que los policías analicen si en su domicilio hay más material semejante. Ante las pruebas, sí lo concede la titular del Juzgado de Instrucción nº 3 de Pamplona, que permite que esa misma noche, sobre las 21.50 horas, los policías entren en el tercer piso de la vivienda del Segundo Ensanche en la que reside el detenido junto a su familia. En su habitación, los policías encuentran y se incautan de un disco duro en el que en un primer análisis ya se aprecian “numerosas grabaciones obtenidas con cámaras escondidas hasta en 8 emplazamientos”. Son un gimnasio de un centro comercial, las instalaciones deportivas del centro de la ciudad, su propia vivienda, un bar, así como encuentros sexuales del detenido en su propio domicilio y en otros, en la mayoría de los casos, trabajadoras sexuales a las que pagaba por mantener relaciones y a las que grababa sin su consentimiento. También hay archivos de vídeos tomados en la calle o, desde su vivienda u otras ubicaciones, a otros domicilios. Para instalar las cámaras, se aprovechaba de su condición de trabajador, en unos casos, o de usuario de los centros deportivos, por ejemplo. Pero también grababa a mujeres, algunas menores, que caminaban por la calle, sin que ellas fueran conscientes de que las enfocaba. Desde su domicilio, los agentes descubrieron que había estado grabando a una mujer en su casa, situada cerca, así como a otra víctima, una mujer que tomaba el sol en su piso, cerca de las instalaciones deportivas ubicadas en el centro de Pamplona.ARCHIVOS Y VÍCTIMASEl disco duro que los policías encuentran entre las posesiones del arrestado tiene una capacidad de 2 Terabytes (unos 2.000 gigas) y, visto el material que en él guarda el arrestado, se inicia ahora una nueva fase en la investigación policial. Técnicamente, es probablemente la más costosa, con un trabajo de ‘destripar’ esos dispositivos electrónicos y su contenido, clasificar archivos y tratar de localizar lugares, fechas y, lo más importante, víctimas.En un equilibrio complicado para preservar la intimidad de las mujeres que aparecen en los documentos y, a la vez, identificarlas, los agentes seleccionan detalles relevantes. Establecen un filtro según tatuajes, marcas como un lunar, un tipo de pendiente o el bolso o rostro, si se refleja de fondo en el espejo del aseo.Del estudio de lo que van analizando concluyen que el detenido ha utilizado para sus grabaciones un reloj de pulsera, microcámaras y dos ordenadores. En ocasiones, descubren, hace pruebas para obtener los mejores ángulos.El detenido no ha puesto fácil el trabajo, pero en ocasiones las grabaciones revelan emplazamientos concretos, como el número de portal y el domicilio concreto donde había concertado un encuentro sexual con una mujer o las tiendas donde tomaba imágenes de clientas. Paralelamente, los policías han ido contactando con los emplazamientos donde él había tomado las imágenes. Fue así como se descubrió que desde mediados de abril de 2021 a inicios de junio, hubo periodos en los que dejó semioculta una microcámara en uno de los baños del restaurante La Loli. Los agentes contactaron con el responsable quien, al conocer lo ocurrido, dio difusión pública a los hechos, pidiendo disculpas a sus clientas y lamentando los hechos. A raíz de que el caso ‘explotara’ y de que los medios se hicieran eco, cundió la alarma entre cientos de chicas que habían frecuentado ese establecimiento en la primavera de 2021. Fueron muchas las que se interesaron por el material que investigaba la Policía Municipal, hasta tal punto que las llamadas bloquearon el teléfono operativo de emergencias del cuerpo policial, que dio a conocer una línea específica en la que se atendía a estas mujeres. En caso de que hubieran podido ser víctimas de las grabaciones, los agentes procedían a citarlas para una entrevista presencial.Para ese encuentro, que solicitaron más de 300 personas, los agentes prepararon una especie de ‘filtro’, que centrara la búsqueda y evitara exponer a muchas personas a imágenes íntimas en la medida de lo posible. Así, se les mostraba un documento Word con 90 fotografías en las que se apreciaban detalles personales, sin mostrar partes íntimas ni genitales.Si una de esas mujeres reconocía la pulsera con esclava de la imagen nº 15, los agentes pasaban a mostrarle las grabaciones completas en las que aparecía, con objeto de que pudiera identificarse sin género de dudas y así presentar denuncia.

Without evidence that the images would have disseminated

Del análisis del material hallado, la Policía Municipal no ha encontrado evidencia alguna de que el arrestado hubiera difundido o compartido las grabaciones obtenidas. De cara a un futuro juicio, ese hecho puede atenuar la petición de pena a la que podría enfrentarse. En cualquier caso, solo por el volumen de víctimas que consta en el atestado , es probable que se enfrente a una acusación importante.En Navarra ya ha habido antecedentes recientes de casos similares. Por orden cronológico, En 2017, un hostelero de Tafalla que escondió una cámara camuflada en el enchufe del baño de su bary grabó así a 326 mujeres se enfrentó a una petición de pena de cárcel de 333 años por 120 delitos contra la intimidad. Finalmente, el Juzgado de lo Penal nº 4 de Pamplona dejó la condena en 4 años de prisión. Para el magistrado, esta pena era “mucho más acorde con el principio de proporcionalidad”. Consideró que el acusado no cometió 120 delitos ni uno continuado, sino un concurso ideal homogéneo, ya que lesionó la intimidad de 120 personas pero lo hizo con una sola acción y con una intención “genérica” (no discriminaba a quien grababa).Más reciente, en febrero de 2021 fue condenado a una pena de 115 años de cárcel el director de una agencia de modelos de Pamplona. Tras un acuerdo alcanzado por su defensa con las víctimas y la Fiscalía, a los 409 años de prisión que le reclamaban inicialmente (la más alta jamás solicitada en Navarra), le aplicaron la atenuante de retrasos judiciales y de confesión (desde el principio, admitió los hechos).Al pactar la condena, aceptaba los hechos recogidos en el escrito de acusación: entre 2013 y febrero de 2015 regentaba en Pamplona una agencia de modelos, cerrada al poco de trascender el escándalo. Aprovechando esta circunstancia, “contactaba con numerosas jóvenes interesadas en trabajar como modelos”. Concertaba con ellas una cita y, en el transcurso de la misma, después de recabar sus datos personales, les sacaba una fotografía vestidas. Acto seguido, les pedía que se pusieran ropa de baño y él abandonaba la habitación. Sin embargo, dejaba la cámara encendida sobre un trípode y enfocando a las chicas. Cuando las chicas se desnudaban para ponerse de nuevo su ropa, el acusado repetía la mecánica.A lo largo de más de dos años, el acusado obtuvo grabaciones y fotografías de un total de 129 jóvenes desnudas, 48 de ellas menores (la más joven tenía 13 años cuando se tomaron las imágenes). Otras 13 jóvenes que también fueron grabadas desnudas no quisieron denunciar.Además de las penas de prisión, se le condenó a pagar una multa de 116.040 euros y a que indemnice a todas las víctimas con entre 3.000 y 4.000 euros en función de si era mayor o menor de edad. ETIQUETAS Comentarios

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