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Moda Femenina

La lucha de la mujer a través del prisma de la moda: dos revoluciones que han avanzado a la par La lucha de la mujer a través del prisma de la moda: dos revoluciones que han avanzado a la par

Por hollisterclothingoutlet 13/01/2023 399 Puntos de vista

Desde que se instauró el patriarcado, siempre han buscado formas de someter a la mujer y relegarla a un segundo plano. A parte de los mecanismos sociales que utilizaban para este cometido, la moda jugó un papel muy importante, entrando en escena los pies de loto, vestidos demasiado pesados para moverse o prendas que dificultaban el movimiento.

Sin embargo, cuando la mujer se levantó para ocupar el papel que se merecía en la sociedad, la moda la acompañó, naciendo una de las mayores revoluciones que ha sufrido esta industria en toda su historia.

Los colores verde, blanco y morado

Todos tenemos asociados al morado como color representante del feminismo, sin embargo, lo que pocos sabemos es que este viene del movimiento sufragista, en el que se usaba un código de tres colores para representarlo: el verde, el blanco y el morado.

Estos tres colores no fueron elegidos al azar, ya que en inglés comparten las mismas iniciales que el lema de las sufragistas: give woman the vote (dadles a la mujer el voto), que coincide con green, white y violet (verde, blanco y violeta). Estos tres colores comenzaron a llenar las pancartas, carteles e incluso la ropa de las sufragistas.

Como en aquel momento sabían que la imagen lo era todo, las sufragistas optaron por una moda muy delicada, bañada por estos colores, que en seguida causó furor y ayudó a que más mujeres se interesaran por el movimiento. A estos colores de dieron un significado: el blanco era la pureza, el verde la esperanza y el morado, la libertad.

El fin del pudor gracias al bikini

Si tenemos que destacar una prenda que ha ayudado a la liberación femenina, es obligatorio mencionar el bikini. Desde el siglo XIX el pudor ha definido la moda femenina, incluso en los momentos de ocio y baño y, aunque poco a poco, esos trajes de baño de manga larga y hasta los tobillos se fueron acortando, no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando se produjo la gran revolución y el bañador se transformó en un traje de dos piezas.

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En 1946 Louis Reard presentó una nueva opción para el baño que en aquel entonces causó una gran polémica que no se apagaría hasta décadas después. Cabe destacar que en su presentación tuvo que utilizar a una stripper porque ninguna mujer se atrevía a llevar unas prendas tan reducidas.

Después de prohibirse en gran multitud de países, entre ellos España, comenzó a popularizarse y tener más aceptación en la década de los 60. Fue entonces cuando el movimiento feminista lo convirtió en un símbolo de la liberación del cuerpo femenino.

La conquista del pantalón

El pantalón es el mayor símbolo de la conquista de derechos de las mujeres para obtener una igualdad real con los hombres. Aunque el diseñador Paul Poiret fue el primero en incluir esta prenda en el armario de las mujeres gracias a una de sus colecciones inspiradas en oriente, en su momento fue muy ridiculizado por ello, por lo que su propuesta no fue aceptada y se olvidaron de ella.

No fue hasta mucho tiempo después que Coco Chanel inició una de las revoluciones más grandes en el mundo de la moda gracias a su invención del estilo garçonne, en el que se apropia de prendas típicamente masculinas y las añade al vestuario femenino.

Poco a poco la diseñadora fue metiendo los pantalones en el armario de la mujer y, en sus propias palabras, Chanel afirmaba que había devuelto a las mujeres su libertad: "Les di brazos y piernas de verdad, movimientos que eran auténticos y la posibilidad de reír y comer sin tener necesariamente que desmayarse".

La liberación sexual y la minifalda

Durante los años 60 la minifalda no solo se convirtió en un símbolo de la liberación de la mujer, sino también de la liberación de su sexualidad. Durante la Segunda Guerra Mundial las mujeres ocuparon el rol de los hombres y no querían renunciar a los privilegios y a la autonomía que habían disfrutado aquel entonces.

Esta autonomía la reivindicaron tanto en el ámbito laboral como en el sexual. La aparición de la píldora anticonceptiva permitió a las mujeres decidir sobre su propio cuerpo, como mostrarlo y como querían ser, cogiendo la minifalda, una prenda que causó una gran polémica, en el símbolo de esta nueva libertad para la mujer.

Recientemente ha vuelto a adquirir una gran relevancia en el movimiento feminista cuando en mayo de 1990 el Tribunal Supremo confirmó la “sentencia de la minifalda”. Según relataba esta sentencia, la joven de 17 años “pudo provocar, si acaso inocentemente, al empresario Jaime Fontanet por su vestimenta”, la cual era una minifalda y condenando al empresario solamente a pagar una multa de 40.000 pesetas (unos 240 euros) por violar a su empleada.

La bisutería como emancipación femenina

Además de librarnos del corsé y darnos los pantalones, Coco Chanel también contribuyó con el feminismo con la invención de la bisutería. Hasta el siglo XX las joyas eran un símbolo de riqueza, por lo que cuando las lucían era, o bien las habían heredado, u hombres adinerados se las regalaban para marcar su estatus social.

Por entonces las mujeres carecían de la libertad económica necesaria para poder permitirse comprar sus propias joyas y Coco Chanel decide apostar por la bisutería, adornos creados con materiales mucho más baratos, que permitía a las mujeres comprarse por ellas mismas sus propios accesorios, decidiendo por primera vez lo que quieren llevar pagándolos con su dinero.

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