Al principio, los padres de Carlos no le creían. ¿Cómo su hijo, de 27 años y con un buen trabajo, iba a comprarse ropa de segunda mano? Sabían que el joven no tenía necesidad de llevar prendas usadas, algo que consideraban poco higiénico, así que directamente optaron por pensar que se lo inventaba.
Carlos también sorprendió a una amiga cuando le confesó entusiasmado que era fan de Humana, una cadena de ropa de segunda mano con más de 40 tiendas en Madrid y Barcelona. Resulta que ella también era fan, pero le parecía que Carlos no daba tanto el ‘perfil’.
Según los datos proporcionados por Humana, el perfil de sus clientes lo forman personas que buscan prendas de calidad, de marca o vintage a precios económicos, pero también gente que, por conciencia ambiental, busca moda sostenible y ropa usada. “Es un colectivo formado por adultos y un número creciente de jóvenes”, señalan desde la compañía en referencia a este último grupo.