Hacerlo a oscuras, comprimir la panza, evitar algunas posiciones para minimizar los rollitos... ¿cómo puede ser que incluso en un momento tan íntimo (el sexo) aún nos cueste desnudarnos de los prejuicios?
Casi a diario internet se nutre de decenas de artículos con tips, estudios u opiniones que prometen alcanzar el bienestar sexual “pese a” contar con unos kilos extras”. Si sos de aquellos que alguna vez buscó este tipo de información para mejorar su performance, lo primero que debés saber es que el principal culpable de vincular al sobrepeso u obesidad con las malas experiencias en la cama somos nosotros mismos.
“Negar que la obesidad y el sobrepeso tengan influencia en el desarrollo o desempeño sexual sería ocultar la realidad porque vivimos en una sociedad muy gordo-odiante. Esto promueve la sensación de que solo las personas con cuerpos hegemónicos pueden alcanzar la felicidad y que -para el resto- la seducción y el goce quedan relegados”, comenta la sexóloga clínica Amelia Del Sueldo Padilla.
La matriz del asunto nos lleva la falta de educación sexual que existe y se aprecia por igual en la vida cotidiana. Por ejemplo, ante la falta de opciones para talles grandes en los negocios de ropa interior o los sex shops tucumanos (con su lencería o disfraces).
La libido
Una creencia bastante arraigada es que nuestro apetito sexual puede minimizarse. Sobre este punto se vuelve imposible generalizar porque hay gente con sobrepeso que posee un alto deseo de placer y otra bajo. Además de variar la respuesta según el ciclo menstrual, estado anímico y alimentación, entre una diversidad de detonantes.
Lo que sí resulta certero es que en la libido repercuten mucho los factores psicológicos. De sentirnos insatisfechos con nuestro cuerpo, es probable que haya un impacto negativo a la hora de quitarnos la ropa, mirarnos y descubrir el potencial sensual.
“Desde los medios, influencers y la moda se construye un ideal estético de perfección a imitar. Son estas imágenes aspiracionales e irreales las que perjudican nuestra confianza porque colocan a las personas con obesidad como inadecuadas y alejadas de los estereotipos de belleza. Así es como la autoestima se deteriora”, reflexiona la psicóloga bariátrica Claudia Alonso, miembro del Instituto de Cirugía y Obesidad del Norte (Icono).
Este escenario suele afectar especialmente a las mujeres. “Ellas son las que suelen tener una imagen corporal más negativa, pobre autoestima, poca autoaceptación y un rechazo hacia el propio cuerpo. Además de experimentar estigmatización, discriminación, lo que las hace sentirse más poco atractivas y deseables”, detalla.
Sin embargo, la sexóloga clínica enfatiza que estas circunstancias no son exclusivas de aquellos que miran con angustia los números rojos de la balanza. “También hay mujeres u hombres sin sobrepeso que, debido a una distorsión de la imagen corporal o algún trastorno de la conducta alimentaria, evitan la intimidad para no exhibirse”, acota Alonso.
Esta idiosincrasia hace estragos en materia de trastornos alimentarios. “Quienes tienen anorexia y bulimia someten su organismo a las purgas más escalofriantes para pertenecer a una sociedad que solo sabe consumir belleza”, lamenta la educadora sexual.
Rendimiento
Al llegar el momento del coito, un mito igual de frecuente es pensar en escenas de menor rendimiento y agotamiento a mitad del show.
“El sobrepeso se relaciona siempre con quienes poseen problemas médicos ni practican ejercicio. Al hablar de su influencia en la sexualidad es preciso emplear un concepto de salud de mayor amplitud e integral. Si la mujer o varón se realiza controles regulares y consume (de necesitarlo) medicación no existiría desde la parte clínica ningún impedimento para gozar de su intimidad”, aclara Del Sueldo Padilla.
Por supuesto, hay algunas enfermedades a tener en cuenta, pero el tema de la piel y el contacto no se relacionan con cuadros clínicos sino con permitirnos sentir.
“En complemento, hay que dejar de limitar la sexualidad a la penetración y nutrirnos también del resto de actividades placenteras que se pueden vivenciar en un vínculo sexoafectivo. El sexo trae beneficios desde la perspectiva de la respiración, las endorfinas y la descarga de placer”, acota la sexóloga.
Exclusión
En el consultorio, Del Sueldo Padilla que la problemática también afecta a los jóvenes durante sus primeros encuentros y genera una fuente de traumas, angustia o estrés. En la lista aparecen instancias como quedar relegados del ámbito nocturno (con las salidas a boliches), las citas o hasta las vacaciones en la playa.
“Todavía algunos adolescentes piensan en sacarse fotos manteniendo relaciones sexuales con la persona más gorda que encuentren en Bariloche para compartirla con sus amigos y burlarse. Con ataques así de espantosos resulta complejo lograr liberarse y disfrutar”, contrasta.
Un conflicto hermano es el consumo de pornografía y los videos XXX en los cuales la obesidad aparece a modo de fetiche o bajo la etiqueta de morbo.
“Por suerte hubo en estos tiempos una cierta apertura y avance con el porno disidente o feminista, este posibilitó espacios diferentes a los que muestra la pornografía de consumo masivo. No obstante, el porno hegemónico sigue siendo el de mayor inserción sociocultural y aún representa la iniciación al aprendizaje de muchos varones. Incluso, con la pandemia, su consumo llegó a los niños de ocho o nueve años”, alerta.