Hace dos meses, el gobierno desplegó fuerzas adicionales en la zona, debido al aumento de las tensiones con Rusia y Bielorrusia, un aliado del Kremlin cuya frontera está a ocho kilómetros del reactor siniestrado y donde Rusia recientemente ha desplazado tropas.
“¿Cómo es posible?”, dijo Ivan Kovalchuk, un bombero ucraniano que ayudó a extinguir el fuego en la planta en los primeros días después del accidente, arriesgando su vida junto a rusos y personas de toda la antigua Unión Soviética. Dijo estar indignado por el hecho de que Rusia pudiera amenazar militarmente la zona.
“Combatimos el accidente juntos”, dijo Kovalchuk. “Que nos hagan esto solo hace que sienta tristeza por la gente” de Ucrania, dijo.